jueves, 19 de julio de 2012

Una Mami sobre el cielo

El sueño de ser madre


Una alegría, la mayor alegría, la felicidad absoluta es tener a tu bebé sobre tus brazos, instantes después de sentir que tu corazón ya no vive dentro de ti, tu corazón ahora tiene nombre y apellidos y anda fuera de tu cuerpo. 

Así fue el nacimiento del ser más maravilloso de mi vida, mi angelito, mi principito, mi bichito (como yo le llamo). 

Describir el momento del parto es inmensamente fácil o inmensamente complicado. No os hablaré de dolores, ni sufrimientos del cuerpo, porque prácticamente no los hubo. No sé si fue el saber que aquello que iba a pasar era inmensamente maravilloso o que soy una persona muy fuerte,  pero las contracciones fueron infinitamente menores de lo que yo esperaba. 

A las 8.15 de la mañana, con 34 semanas, mucho antes de lo previsto, Adrián vino al mundo. Era chiquitito, delgadito y muy largo, con unos pequeños ojitos cerrados y una carita delgada y maravillosa. Mis ojos, inevitablemente se llenaron de lágrimas al tenerlo entre mis brazos por fin. Y surgió ese enamoramiento instantáneo, ese amor a primera vista o incluso antes de ser visto, ese lloro único del bebé al que has dado vida y al que amarás hasta tu muerte.

Por encima de todo yo era madre, yo era para él y yo, ya no era un ser individual, yo era madre....


"Una  Mami Sobre El Cielo".

"Poco importó tenerle sobre mis brazos 15 minutos, pues se lo llevaban a la incubadora, él era mio y yo era de él".

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